Aurora Kato tiene 75 años y hace 30 que se dedica a marcar el lugar donde perforar para encontrar agua. Utiliza el método de la varilla y también, el péndulo que es más preciso. La convocan familias para perforar en sus terrenos y los productores de papa que necesitan del riego.
El agua subterránea genera un campo electromagnético al rozar la tierra y eso es lo que ella detecta. No cualquiera puede hacer este trabajo, hay que tener un don. En el caso de Aurora Kato (75), lo comparte con la hermana. En general, utiliza varillas para marcar los lugares, pero también lo puede hacer con el péndulo, que es más exacto. Las empresas perforadoras o distintos usuarios son quienes la contactan para realizar esta tarea. En un interesante diálogo, contó cómo el campo electromagnético afecta a las personas, a las plantas y a los animales; y las opciones que hay para contrarrestar los efectos negativos.
Un inicio ligado a la familia
-¿Cómo arrancaste? -Hay una historia. Mi hija, una vez al mes se descomponía, se había hecho todo tipo de estudios y nunca le salía nada. Entonces, mi hermana que ya hacía radiestesia me dijo ‘un día voy a ir con la varilla a ver qué pasa’, y vino y el único lugar por donde pasaba agua subterránea era en su habitación. Al ser un campo electromagnético, hay personas más sensibles que otras, y a ella no le hacía bien. No es bueno para la salud. Es lo mismo que vos construyas una casa abajo de los cables de alta tensión. Mi hermana me dijo: ‘al ser hermanas y tener la misma sangre, capaz que vos también podés detectar el agua subterránea’ y fue por eso que empecé.
-¿Ella te enseñó? -No, hice cursos con el padre Gerula en Buenos Aires. Daba clases los fines de semana: viernes, sábado y domingo, ocho horas por día. Empecé a hacerlo con amigos, porque para el que no entiende, parece una mentira.
-¿En qué consiste tu trabajo? -Yo soy rabdomante, busco el agua, marco el lugar donde tienen que hacer la perforación. En realidad, lo que busco es el campo electromagnético que produce el agua cuando va rozando la tierra. Yo hago de antena, hay personas que detectan y otras que no. Así puedo marcar el recorrido del agua subterránea. Voy caminando y, cuando se me cruzan las varillas, encuentro la dirección y después el ancho, que depende de la cantidad de agua. Ese es mi trabajo.
-¿Con qué frecuencia marcás pozos? -Últimamente me sale uno por mes seguro. Después, en la época de los paperos, es más seguido.
-¿Tu trabajo es en zona de sierra, donde hay piedra? -No hay zona en que no haya piedra acá, después de unos cuantos metros, siempre tenés piedra porque está el pie de la sierra abajo. Cuando perforé en mi casa, tenía la sierra de Las Ánimas abajo. Lo único que se puede diferenciar son las piedras de granito –que son durísimas-, de las piedras que se rompen y después se hacen arena. Este tipo de piedra a los perforadores nos les gusta, porque cuando van perforando se les puede desmoronar el pozo. Pero bueno, para eso están los geólogos. En la sierra, al metro ya tenés piedra, en la ciudad cerca de los ocho metros, depende el lugar. Y ellos cobran por metro de piedra. Lo de tierra es lo que menos sale.
-¿Has trabajado fuera de Tandil? -He ido a Olavarría, a Balcarce, también a Chillar que hay tambos, los tamberos usan mucha agua.
Las varillas y el péndulo
-Me contaste que utilizás varillas, ¿de qué material son? -Las mías son metálicas, en forma de letra L. Agarro dos y van en paralelo hasta que detecto el agua, ahí las varillas se cruzan. Hay gente que lo hace con una varilla en forma de Y, esas son flexibles, pueden ser de sauce, durazno o cerezo.
-¿A vos te contrata la empresa perforadora o el cliente? -A veces me llama la gente que perfora. Y después está el ´boca en boca´. Un vecino le dice a otro ‘me lo hizo Aurora’ y entonces, me contactan de forma particular. Me están llamando mucho de atrás de los ‘toboganes’ de Juan B. Justo, donde pusieron una antena telefónica, todos matrimonios jóvenes.
-Y si hay una antena de ese tipo, ¿te hace interferencia en tu trabajo? -No. Para eso se usa la varilla en forma de L. Antes los soldados americanos la usaban para detectar las minas, no se usa solamente para el agua. Es el electromagnetismo, lo mismo que el péndulo.
-¿El péndulo también lo usás para el agua? -Lo uso cuando es gente amiga, porque si no por ahí piensan ‘es brujería esto’. El péndulo me detecta la profundidad. Vos al péndulo le preguntás ´¿perforo acá?’, y te puede contestar sí o no. Entonces vos le preguntas ´si perforo acá, ¿hay abundante agua?’. Si hay mucha agua, te hace un círculo grande en el sentido de las agujas del reloj y cuando dice que no, es al revés, gira para el otro lado. Yo voy preguntando cada cinco metros; arranco a los veinte metros de profundidad, por ejemplo. Le pregunto ‘¿va a haber agua?’ Y si me dice que no, le pregunto por veinticinco metros, y así, de cinco en cinco. Hasta que un momento se pone loco. El tema es que si me equivoco con la cantidad de metros, quedo mal yo, por eso trato de no usarlo, pero se usa para muchas cosas, antes lo usaban para buscar petróleo.
Cada cual con su librito
-Si va otro rabdomante, ¿puede marcar un lugar distinto? -Sí, me pasó dos o tres veces que alguien marca un lugar, perforan y no sale agua. Después me llaman a mí, y me marca en un lugar distinto, perforan y sale agua.
-¿Alguna vez marcaste el pozo y no salió agua? -No. Pero en dos o tres lugares, donde el agua estaba muy abajo, la gente no quiso perforar, por los costos. Para el lado de Juan B. Justo, La Elena, es la zona más difícil, la zona más profunda está ahí. Pero en general, en el 90 por ciento de los terrenos hay agua.
-¿Qué es lo mejor que te ha pasado haciendo este trabajo? -Lo mejor es que la gente esté contenta. Me dicen ‘Aurora salieron tantos litros por hora’, eso para mí es la satisfacción, porque no depende de mí, sino del caudal y la profundidad. Yo sé que es mucha plata lo que invierten. En La Elena, en una casa arriba de un cerro, tuvieron que perforar 120 metros. En cambio el vecino, que está mucho más abajo, unos 40 metros. Una vez que encuentran el agua, perforan 10 metros más, por las variaciones que puede haber.
-¿Es un trabajo cansador? -Tengo 75 años, así que, en los lotes grandes, cuando voy a marcar a los paperos yo les digo ‘bueno, camino’, pero a veces hay que caminar mucho. Y si me hacen caminar mucho y arriba del agua subterránea, a la noche termino agotada. Te saca energía.
-Si estás un tiempo sin trabajar, ¿perdés la práctica? -No, porque es un don que uno tiene. Es como aprender a andar en bicicleta de chico, no te olvidas más.
-Teniendo en cuenta los efectos sobre la salud, ¿hay que tener precauciones a la hora de construir? -Si pasa el agua subterránea abajo del dormitorio, tenés que poner una capa de vidrio roto y después recién el contrapiso. El vidrio hace de aislante al campo electromagnético. Yo paso las varillas después y no se cruzan más. Si se puede cambiar el lugar de la habitación, lo hacés, sino le ponés vidrio molido.
-El campo electromagnético, ¿influye sobre todos los seres vivos? -El agua subterránea influye mucho en las plantas y los animales. Por ejemplo, el gato se te duerme arriba del agua subterránea, porque dicen que es un animal que absorbe el ambiente negativo. El perro, jamás, vos le ponés el colchón ahí, no se va a dormir aunque quieras. Ellos detectan, tienen el sexto sentido mejor que nosotros. Cuando vos ves que por una vereda hay algunos árboles que están con nudos y otros que no, seguro que debajo de los que tienen nudos pasa el agua subterránea. Porque es energía, y nosotros somos energía; el agua, las plantas y los animales también.
Una recomendación para las plantas
“Una manera de salvar a las plantas que están ´apestadas´, con nudos en los troncos por estar arriba del agua subterránea, es la siguiente: alambrás el tronco con alambre de cobre, con una punta mirando hacia el cielo y con otra mirando a la tierra”, compartió Aurora Kato.
(*) Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica Profesional 1, en la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo Local del ISFD y T10, cada uno de los cuáles eligió un entrevistado.